miércoles, 19 de agosto de 2009

Kees Van Dongen


Mujer con sombrero negro

Museo del Ermitage


Visitaba el Ermitage, con un grupo, a la carrera, de sala en sala entre miles de murmullos en distintas lenguas, cuando mi vista se fijo en este bonito retrato, me detuve, ¿ cuánto tiempo? no lo se; resultado, perdí a los compañeros y desde ese momento mi recorrido fue una delicia, fui lentamente sorprendiéndome con obras que desconocías, y que en esa hora y media de independencia disfrute.
¿Pero qué me llamo la atención del retrato ? La elegancia del conjunto, la fuerza expresiva del rostro, la complejidad de la estructura cromática: al color negro se le contrapone un fondo muy claro que se va oscureciendo en la parte superior con tonalidades azules y lilas; la mezcla del verde y el negro que dan elegancia a la obra, así como la fuerza expresiva que le dan al rostro los tonos vivos mezclados con reflejos cromáticos claros

Otras obras del autor






En la actualidad en el Museo Picasso de Balcelona y hasta el 27 de septiembre se muestran obras de Kees van Dongen
Añado un articulo publicado por NATÀLIA FARRÉ sobre Kees van Dongen
¿Quién fue Kees van Dongen?
Según Nathalie Bondil, directora del Museo de Bellas Artes de Montreal, «el artista más grande de entreguerras, a excepción de Picasso». La definición es, como mínimo, sorprendente para un pintor desconocido para el público español y del que la primera y última vez que se pudieron ver un conjunto de obras en España fue en 1915, en una muestra individual que le dedicaron las Galeries Dalmau. Pepe Serra, director del Museu Picasso, justifica este desconocimiento por las «barreras culturales que aún existen», pues en Francia y Holanda le han dedicado grandes retrospectivas, y sobre todo, por la «deriva personal en la que el pintor holandés entró en el final de su vida que lo apartó de los nuevos lenguajes artísticos y provocó que quedará al margen de las revisiones de las vanguardias», explica. En cualquier caso, lo cierto es que Van Dongen (Rotterdam, 1877- Mónaco, 1968) tuvo un papel destacado en las revoluciones artísticas del siglo XX, sobre todo en el fauvismo, del que se convirtió en el más destacado retratista con sus ajustados encuadres y particulares perspectivas. En su momento, fue una figura de primer nivel «más conocido que Picasso y muy apreciado por los coleccionistas», sostiene Serra. Con el objetivo de levantar el velo de «opacidad» que hay en el contexto artístico de inicios del siglo pasado y «presentar la aportación de este artista en la historia del arte», explica Jean-Michel Bouhours, comisario de la muestra, se ha organizado la retrospectiva Kees van Dongen, que después de pasar por Montreal y Mónaco, puede verse, hasta el 27 de septiembre, en el Museu Picasso. La muestra de Barcelona está focalizada en la relación estética y de amistad que mantuvieron Van Dongen y Picasso en París, vecinos de taller en el Bateau-Lavoir y unidos por su fascinación por el mundo de las prostitutas. Para evidenciar estos lazos, una de las salas, incluye una serie de retratos que Van Dongen realizó a Fernande Olivier, la compañera de Picasso, un hecho insólito teniendo en cuenta los celos del malagueño.
COLOR Y EROTISMO / El recorrido por la obra de Van Dongen es cronológico e incluye piezas clave en su trayectoria como Las luchadoras de Tabarin y Autorretrato fauvista. Empieza con sus primeras telas, influenciadas por los claroscuros de Rembrandt y acaba en los años 20, cuando, dedicado a la vida y a la pintura mundana, retrataba a los personajes destacados de la época. En medio, los años fauves, marcados por un lenguaje muy personal centrado en la efervescencia de los colores y las formas, «orgias torrenciales de color», según la crítica de la época; y por una sensualidad y erotismo exagerados que llevaron al poeta Apollinaire a tacharlo de «el pintor de las vergüenzas ciudadanas»


NATÀLIA FARRÉ















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